Hoy era un dia como cualquier otro, desperté y me arreglé, salí al patio sentí la brisa de mar en mi cara. Me dirigí a la playa y me recoste en la arena, estaba Viendo la forma de las nuves, en menos de 3 minutos cambiaban de posicion y formaban otra nueva, me encanta ver el cielos me relaja y me deja pensar todo aquello que no puedo meditar durante el dia, cerre mis ojos y en mi mente pude visualizar a frinnik, aquel chico que queria tanto, pense en como podria ser nuestra vida juntos siendo una pereja de marido y mujer pero eso era solo un sueño, con él me sentía segura y fuerte; abrí mis ojos interrumpiendo aquellos sueños.



Me paré y fui a nadar un rato, dejé que la corriente me llevara poco a poco, cerré mis ojos pero en unos segundos unas imágenes horribles vinieron a mi cabeza, eran todos los sucesos que ocurrieron cuando yo estaba en los juegos del hambre, las pequeñas olas que se formaban en el mar me recordaban a la ola gigante que mató a mi compañero, sentí terror al recordar todo eso, por más que quería dejar abrir mis ojos no podía era como si una fuerza los mantuvieran cerrados, estaba desesperada ya no podia soportar todo aquellos; como por arte de magia mis ojos se abrieron y las imágenes desapareciéron.



Salí corriendo del agua para sentarme a la orilla de la playa y olvidar todo aquello que habia revivido. Me quede ahí sentada durante un buen rato hasta que pude serenar mi mente de nuevo, volví a pensar en Frinnik que era la única persona en el mundo que me hacía seguir cuerda; derrepente sentí que alguien estaba atras de mi quice voltear pero unas manos sobre mis ojos me impidieron voltear, aquellas manos eran fuertes, firmes, suaves, sabia que conocia esas manos, puse mis manos sobre aquellas y dije: -Hola Frin justamente pensaba en ti-, mi corazón empezó a latir más fuerte y todos los pequeños recuerdos y fuertes que tenía de hace un rato desaparecieron por completo.

Me había levantado temprano ya que había escuchado algunas noticias de las nuevas cosechas, estaba al pendiente de mis próximos aprendices y esta vez daría lo que fuera por que salieran vivos pero eso no era lo mas importante ni lo que pesaba mas en mi vida, habían cosas mucho mas importantes para mi que los juegos y solo tenía un nombre: Annie.

Metí la mano al bolsillo de mi short y saque allí el anillo de compromiso que había comprado ya hace algún tiempo pero nunca me animaba a darselo, no sabia cual podía ser su reacción y no quería hacer nada que la dañara.
Annie había tenido unos malos juegos del hambre y no esta a del todo bien, creo que nadie después de ganar esta bien así que no la culpaba, pero bien o mal ella me gustaba maggs lo sabia mejor que nadie.

Ahora estaba mas que decidido a darle el anillo, estaba 
Mas que seguro que la quería de pareja para siempre o hasta la muerte.
Fui hasta el inicio de la playa y la vi allí sentada en la arena, no sabia si capto o no mi presencia pero yo le cubrí los ojos y sonreí al escuchar mi nombre de su voz.

-oye me reconoces muy bien-dije sonriendo y me puse frente a ella viendo como estaba, notando si algo malo le pasaba pero parecía estar bien. Tome su rostro en mis manos y la bese, la amaba como era, eso no iba a cambiar.

Me quitó las manos de los ojos y me contesto pero antes de que pudiera decir algo, él estaba frente a mi, verlo directamente a los ojos era como ver al cielo azul y despejado. Antes de que le pudiera decir algo tomó mi cara entre sus manos y me besó, cuando sentí sus labios sobre los míos lo único que pasaba por mi mente era cuanto lo amaba; su beso era tierno como si quisiera decirme algo, quería averiguarlo pero me perdía en ese momento tan perfecto, estaba segura que él es y será la persona más importante para mí.



Separamos nuestro labios al mismo tiempo y lo primero que hice fue buscar su mirada otra ves, cuando la encontré le dije: -la forma perfecta de comenzar un dia-, le dí otro beso pero este solo fue uno pequeño pero tierno. Volví a encontrarme con esos ojos azules pero había algo extraño en ellos, no solo en ellos si no en toda la actitud de Frin, actuaba como si algo le preocupara, eso me preocupaba a mi pero no se lo daba a demostrar para no hacerlo sentir incómodo.



Desvié mi vista al mar para observar las olas pero sentía la mirada de Frin sobre mi, traté de evitarlo pero fue imposible, lo miré de nuevo y le pregunte: -¿estas bien?-, su mirada se desvió al horizonte, pero pude ver que su expresión se había tensado, eso me preocupó porque el no actuaba de esa forma, le volví a preguntar: -¿hay algún problema?-

La besé como siempre lo hacía, eso no lo podía cambiar y nunca podría cambiar a Annie por nada. Estaba seguro que el amor el capitolio jamás lo conocería, pero me alegraba de conocerlo y no ser más un ser sin sentimientos como podría serlo el propio presidente.

Estaba algo nervioso pero cuando escuché el comentario de Annie le sonreí estando de acuerdo, no había mejor forma de empezar el día que con ella entre mis brazos. Había pasado todos los juegos al pendiente de ella, el miedo que había pasado viendola en televisión deseando que no le hicieran daño era la peor sensacion de todas, el pavor de simplemente imaginar que no regresaría conmigo simplemente me ponía muy mal.

-La mejor forma- dije y capté que desviaba la mirada hacia el mar pero yo no podía despegar la mirada de ella, persona tan hermosa no existía. Metí la mano y sentí de nuevo el anillo, pero no podía sacarlo, aun no era el momento adecuado.

Me preguntó si estaba bien pero en vez de responder miré hacia el horizonte algo tenso intentando encontrar las palabras adecuadas para decirle todo.

-Estoy bien Annie- dije con una sonrisa y tomé sus manos- sabes que te amo ¿verdad?- le pregunté aun sonriendo y regresando mi mirada a sus ojos.

Estaba necesitada de ver la reacción de sus ojos pero seguían fijos en el horizonte, se tardo un poco en contestar pero lo hizo y me asuguro que no era nada malo eso me relajo un poco pero aún así seguía teniendo el leve presentemiento de que algo le preocupaba; cuando terminó de contestarme tomó mis manos muy firmemente y de sus labios salieron esas palabras que me erizaban la piel pero que me encantaba escuchar, pero lo extraño fue eso último que dijo, aquellas últimas palabras captaron mi atención muy rápido; mi mirada estaba fija en sus ojos, me acerqué más hacia él aún con nuestras manos sujetadas el uno del otro y le dije : -Lo se porque me lo demuestras siempre-, lo abracé con todas las fuerzas que tenía y luego me aparté de él y le dije: -Tambien te amo, eres lo mejor que me ha pasado en la vida-.

Nuestras miradas se había quedado profundamente perdidas despúes de aquel momento, nos volvimos a besar y despúes nos recostamos en la arena con la manos entrelazadas.

Mientras estábamos tendidos en la arena comenzamos a buscarle forma la las nubes; en un momento de silencio lo sacudí y le dije: -Vamos a nadar un rato hay que aprovechar el día-.

Frin asintió, nos paramos y lo sujeté de la mano para dirigirlo directo a la playa pero no pude dar 3 pasos hacia adelante porque un pequeño tirón me detuvo, era su mano que jalaba de mí, él estaba inmovil y sin decir nada con la mirada clava en el suelo, me acerqué a él, tomé su cara entre mis mano y levanté su cabeza, lo miré directo a los ojos y le volví a realizar la misma pregunta: -¿seguro que estas bien?-.